Padre, en el nombre de Jesús, te agradezco por velar que Tu Palabra se cumpla.
Te alabo porque me permites habitar en el lugar secreto del Altísimo, y porque me ayudas a permanecer estable e inamovible bajo la sombra del Todopoderoso –cuyo poder ningún enemigo puede resistir–. Declaro que ¡Tú eres mi refugio y mi fortaleza, mi Dios en quien me apoyaré y confiaré!
Tú me libras del lazo del cazador y de la peste destructora, me cubres con Tus plumas, y bajo Tus alas permanezco seguro y encuentro refugio; pues escudo y adarga es Tu verdad.
Padre, Tú eres mi firme y fuerte confianza. Tú me libras de caer en cualquier trampa o peligro oculto; además, me infundes seguridad y tranquilidad. Sé que me guardarás en completa paz porque en Ti medito.
Te agradezco porque al acostarme dormiré en paz, pues Tú me cuidas y me das seguridad.
No temeré al terror de la noche ni a la saeta (las calumnias y planes del maligno) que vuele de día ni pestilencia que aceche en la oscuridad ni destrucción o muerte repentina que sorprenda al mediodía.
Caerán mil a mi lado y diez mil a mi derecha, pero no se acercarán a mí. Solamente seré un espectador ––inalcanzable, pues habitaré en el lugar secreto del Altísimo–– mientras observo la paga del impío.
Porque Tú eres mi refugio, Señor, y el Altísimo el lugar de mi habitación; no vendrá mal en mi contra ni ninguna plaga se acercará a mi morada. Pues Tú le ordenarás a Tus ángeles que me defiendan, me acompañen y me guarden en todos mis caminos de obediencia y servicio. Ellos acampan a mi alrededor, y me llevan en sus manos para que mis pies no tropiecen en piedra.
Pisaré al león y a la víbora; y hollaré al cachorro del león y de la serpiente. Tú me librarás porque he puesto mi amor en Ti. Me exaltarás gracias al conocimiento y entendimiento que poseo del poder de Tu nombre.
He experimentado Tu misericordia, Tu amor y Tu bondad. Yo dependo y confío en Ti, sabiendo que nunca me dejarás ni me desampararás. Te invocaré y Tú me responderás. Estarás conmigo en los tiempos de dificultad. Me librarás y me honrarás. ¡Me saciarás de larga vida y me mostrarás Tu salvación! Amén.
Continúe fortaleciéndose y meditando en esta oración, la cual fue diseñada para usted y sus seres queridos.
Declararla a diario permitirá que la Palabra, concerniente a su protección, penetre en su espíritu.
Versículos de referencia: Jeremías 1:12; Salmos 91:1-16, 112:7, Proverbios 3:26, Proverbios 3:23-24, Isaías 26:3, Salmos 3:5, 4:8, 127:2, 34:7.